martes, 3 de abril de 2007

Ponencia de Stefan Vrsalovic (Exponente del 1º coloquio de estudiantes)

Trabajo Enajenado

Stefan Vrsalovic Muñoz

Marx, en sus manuscritos económico-filosóficos, parte considerando que la forma de trabajo de la sociedad moderna constituye la alienación total del hombre.

La división del trabajo que presenta esta sociedad, no toma en cuenta factores humanos esenciales, no importa el talento del individuo o el interés de este, sino que sólo esta focalizado a las leyes capitalistas de la producción de bienes. Y en consecuencia de esto, la mercancía parece dominar nuestra naturaleza y nuestro fin como hombre, en otras palabras, la mercancía, que en teoría debería servirnos para lograr nuestros fines, lo que haces es volvernos enteramente victimas y somos regidos por ella.

De esta premisa materialista de Marx se vislumbra dos aspectos importantes, primero que deja en claro el carácter materialista de la sociedad predominante, la cual rige las relaciones y humanas y en segundo lugar un aspecto critico que señala que la relación existente entre la conciencia y la existencia social es una relación falsa. Para afirmas su premisa parte de un hecho económico reconocido por la economía política clásica. “el trabajador se vuelve más pobre a medida que produce mas riqueza y a medida que su producción crece en poder y en cantidad. El trabajador se concierte en mercancía aún más barata cuantos más bienes crea. La devaluación del mundo humano aumente en relación con el incremente de valor del mundo de las cosas.”[1]

Esto quiere decir que en la condición progresiva de la sociedad, el empobrecimiento y destrucción del trabajador es causa de su mismo trabajo y de la riqueza que el mismo produce, por ende la pobreza, la miseria surge de la naturaleza de la forma de trabajo que llevamos a cabo.

Llegado a este punto, Marcuse, en su libro Razón y Revolución, expresa la siguiente pregunta “¿Qué significación tiene esta forma de trabajo en lo que respecta al desarrollo humano?” con este pregunta se aleja del plano de la economía política y se dirige a analizar la configuración histórica del hombre, por que es allí donde el hombre hace su vida y se realiza, no en hechos aislados. Entonces, viendo la configuración histórica del hombre, Marx se da cuenta que el trabajo es la actividad existencial del hombre, su actividad conciente libre, no un medio para mantener su vida, sino un medio para desarrollar su naturaleza universal, es decir, cuando todos los hombres cumplen sus facultades, este punto remite a Feurbach y Hegel, los cuales dicen que la naturaleza propia del hombre radica en su universalidad, ya que la distinción del hombre con el animal es que nosotros tenemos una conciencia de genero y no solo de individuo. Y es por ello que para la realización del hombre individual se necesita la realización del hombre en sentido universal. “El hombre es libre si todos los hombres son libres y existen como seres universales.”[2] Las potencialidades del género humano abarcan todas las potencialidades de los individuos que la componen, por ende el hombre es libre si la naturaleza es su obra y su realidad, de modo que se reconozca a sí mismo en el mundo que el mismo ha hecho. Pero gracias a la alienación de trabajo el hombre no se reconoce como genero, y su libertad queda reprimida.

Marx explica la alienación del trabajo tal como esta se manifiesta en la relación del obrero con el producto de su trabajo y después, en la relación del obrero con su propia actividad. En otras palabras el obrero esta alienado con el producto de su trabajo ya que se presenta como objeto ajeno a él y que además domina sus relaciones sociales, y también lo esta con el acto de producción dentro del trabajo, ya que el trabajo del obrero es forzado y no se realiza en el ni se identifica en el.

El obrero trabaja para un capitalista que a cambio de su trabajo le da un salario previamente estipulado, este último se posesiona del trabajo del obrero, a tal punto que este nunca se identifica con su trabajo.

“El objeto que el trabajo produce, su producto, se encuentra como una entidad ajena, una fuerza que se ha hecho independiente de su producto. La realización del trabajo es su objetivación. En las condiciones económicas existentes, esta realización del trabajo aparece como su opuesto, como la negación del obrero. La objetivación aparece como perdida del objeto y esclavitud a través del objeto y la apropiación como alienación y expropiación.”[3]

Con estas leyes capitalistas, el obrero se empobrece cada vez más, pues mientras más trabaja el obrero, mas poderoso se vuelve el mundo ajeno de los objetos que produce que se opone a él y mas pobre se vuelve el mismo.

“(como resultado de ello), la realización del trabajo aparece como negación en tal medida que se niega al trabajador hasta el punto de la inanición. La objetivación aparece como perdida del objeto, en tal medida que el trabajador es privado de los objetos más necesarios para su vida y su trabajo. Además, sólo mediante lo más grandes esfuerzo y con incalculables interrupciones llega el trabajo a convertirse en un objeto que el trabajador pueda dominar. La apropiación del objeto aparece como alienación en tal medida que mientras mas objetos produce el obrero, tanto menos posee y tanto más cae el influjo de su producto, el capital”[4]

El trabajo es la verdadera autorrealización del hombre, es el medio para realizar todas sus potencialidades y usar la fuerza de la naturaleza para su satisfacción y goce. Pero el obrero alienado de su producto esta al mismo tiempo alienado de si mismo. El trabajo que el mismo produce ya no es suyo, pasa ser de propiedad de otro individuo, y este hecho toca la esencia misma del hombre.

El obrero “lo primero que siente es que esta consigo mismo cuando esta libre de su trabajo y separado de sí mismo cuando está en su trabajo. Se siente en casa cuando no está trabajando y fuera de ella cuando trabaja. (…) es trabajo forzado y no constituye, por lo tanto la satisfacción de una necesidad, sino sólo un medio para satisfacer necesidades fuera de el.[5]

El proceso de alienación afecta a todos los estratos de la sociedad, afectado hasta los sentidos naturales del hombre, sólo dejando uno en pie, el sentido de posesión, el objeto sólo queda como algo que puede ser o no ser poseído por algún individuo y cuando esta posesión se logra, el poseedor ve el objeto como una posesión y no como una logro humano, no como una realización de potencialidades humanas, por otra parte el individuo que ve el objeto poseído por otro, ve ese objeto como algo totalmente apartado de él, no reconociéndose en ese objeto.

Todo esto no es más que relaciones de la existencia social del hombre, donde el hombre esta alienado de su trabajo y esa alienación es la que da pie a la posesión de un objeto por un individuo y todo eso da como consecuencia la propiedad privada y la división del trabajo. En otras palabras en trabajador produce un objeto que no es suyo y no se identifica con el, pero de alguien debe de ser ese objeto, por ende pasa a ser propiedad del no-trabajador y es por este medio que surge la propiedad privada. En primera instancia la propiedad privada aparece como fundamente del trabajo alienado pero al final es sólo una consecuencia.

Los individuos están aislados y enfrentados entre sí. La alienación del hombre con respecto a sí mismo constituye a la vez un extrañamiento con respecto a todos los demás hombres. Es así como la alineación del trabajo aliena al hombre de su propia especia, el hombre no se ve reflejado en el otro, es más, es egoísta con el otro y solo se relacionan a través de la mercancía. La propiedad privada de cada individuo debe de ser protegida y es así como la violencia surge en las relaciones humanas. Yo te mato para que tú no me mates y me robes lo que es mío, mi propiedad privada.

Marx llegado a este punto comienza a hablar del “fetichismo de la mercancía” a través del cual la sociedad capitalista transforma todas las sociedades personales en relaciones de mercancía, de cosas. Es decir, yo me relaciono contigo por lo que tu posees, por tu mercancía, es más, mi status sociales es determinado por el valor de mis mercancías. Las capacidades y necesidades del individuo no es tomado en cuenta sólo su posesión de mercancía lo es. Marx sobre este fetichismo dice lo siguiente:

“El fetichismo de la mercancía tiene su origen (…) en el carácter social peculiar del trabajo que la produce. Por regla general, los artículos utilitarios se convierten en mercancía sólo porque son productos del trabajo de individuos privados o grupos de individuos que efectúan su trabajo independientemente unos de otros. La suma del trabajo de todos estos individuos privados forma el agregado de trabajo de la sociedad. Como los productores sólo se comunican entre sí al intercambiar sus productos, el carácter social específico del trabajo de cada productor sólo se muestra en el acto del intercambio. En otras palabras, el trabajo del individuo sólo se afirma como parte del trabajo de la sociedad a través de las relaciones que el acto del intercambio establece directamente entre los productos e indirectamente entre los productores. Por lo tanto, para estos últimos, las relaciones que vinculan el trabajo de un individuo con el de todos los demás aparecen, no como relación social directa entra individuos que trabajan, sino como lo que realmente son, relaciones materiales entre personas y relaciones sociales entre cosas.”[6]

Esto presenta las relaciones sociales entre lo hombres como relaciones objetivas. Si esto fuese así la teoría económica sería una ciencia mas, las leyes de oferta y demanda, fijación de valor y precios, ciclos económicos, etc.…podrían ser estudiados como hechos objetivos sin tomar en cuenta la existencia del hombre, que en definitiva sólo queda como un intermediario entre las mercancías.

La teoría marxista rechaza esto y postula que las relaciones económicas son relaciones existenciales entre lo hombres. Las relaciones económicas parecen ser objetivas, por las mercancías, pero si se ve el fondo de ello, en su origen no toparemos que es una forma de existencia histórica que el hombre se ha dado a sí mismo. El trabajo como es externo al trabajador, no se realiza en este sino que solo se niega. Como señala Marcuse, tan pronto como se descubre esto, las condiciones económicas aparecen como la negación completa de la humanidad, ya que el progreso del capitalismo sólo es la explotación racional de todo tipo de recursos naturales, pero este progreso de la sociedad de clases no implica un aumento en la libertad y felicidad. Lo que hace en definitiva el progreso del capitalista es agravar la negatividad del orden social.

Ya en este punto entramos a la dialéctica marxista. Tanto en Marx como Hegel, la dialéctica observa el hecho de que la negación inherente a la realidad constituye el principio creador y motor. La dialéctica es una dialéctica de la negatividad.

El trabajo asalariado es la negación del trabajo libre, ya que este último es la forma como el hombre se hace a sí mismo y realiza sus potencialidades, el trabajo asalariado niega esto y lo transforma en un trabajo alienado, donde el hombre no se encuentra consigo mismo en el trabajo. Pero la sociedad capitalista como cualquier otra sociedad presenta tanto su negación como su superación, es decir, la negación del trabajo asalariado, es decir, alienado podría ser superado por la abolición del trabajo.

Marx no considera la abolición de la propiedad privada como un fin, sino que es un medio para la abolición del trabajo alienado, ya que de este último es de donde surge la propiedad privada. Para esto hay que socializar los medio de producción y estos deben de ser utilizados para satisfacer las necesidades del individuo libre, en otro caso seria simplemente una nueva forma de subyugar a los individuos en una universalidad hipostasiada. La abolición del trabajo inaugura un sistema social nuevo, donde los individuos libres son los dueños de los medio de producción socializados. Marx a esto previene diciendo “se debe evitar por encima de todo el establecer de nuevo a la sociedad como una abstracción opuesta a los individuos. El individuo es la entidad social. La expresión de su vida… es por tanto, una expresión y una verificación de la vida de la sociedad.”[7]

La verdadera historia es la historia de los individuos libres, donde los intereses de la totalidad están ligados a los intereses de cada individuo. Antes de la abolición de la propiedad privada, los intereses de la totalidad eran los intereses de los que eran dueños, es decir, de una sola clase social y por ende no reflejaba los intereses de todos los individuos. Es el individuo libre lo que hace que los intereses comunes y particulares se unifiquen. En las teorías tradicionales, en donde existe la propiedad privada, lo que llamaban verdad era concebida universalmente, esto era en forma abstracta, ya que si señalaban a la verdad como algo concreto tendrían que someterse al proceso de la realidad, es decir, al cambio que ocurre, por ello su verdad la refugian en un universal abstracto.

Marx señala “las fuerzas de producción, el estado de la sociedad y la conciencia tienen necesariamente que contradecirse unos a otros porque la división del trabajo implica la posibilidad y aun el hecho de que la actividad intelectual y material –goce y el trabajo, la producción y el consumo- recaigan en individuos diferentes…

La división del trabajo… se manifiesta también en la clase dirigente como la división del trabajo mental y material, de modo que en el interior de esta clase algunos aparecen como los pensadores… mientras que la actitud de oros ante estas ideas e ilusiones es mas pasiva y receptiva, porque son en realidad los miembros activos de la clase y tienen menos tiempo para construir por sí mismo estas ideas e ilusiones… es evidente que fantasmas tales como “el ser supremo”, la “noción”… son la mera expresión idealista y espiritual, la aparente concepción del individuo aislado, la imagen misma d las cadenas y limitaciones empíricas entra las que se movían el modo de producción de vida y el tipo de relaciones que lo acompañaban.”[8]

Los grupos que gobernaban la sociedad se ven obligados antes los demás grupos esconder el hecho de que sus intereses son privados y dando a entender que eran en verdad intereses universales.

“Toda nueva clase que toma el lugar de clase dirigente se ve obligada, con el fin de llevar a cabo sus objetivos, a presentar su interés como el interés común de todos los miembro de la sociedad… da a sus ideas forma de la universalidad y las presenta como las únicas ideas racionales y universalmente validad.”[9]

Los conceptos universales que usan la clase dirigente son conceptos tales como razón, libertad, justicia, virtud, Estado, sociedad y democracia. Todos estos conceptos consideran que la esencia universal del hombre se encuentra materializada ya en las condiciones sociales predominantes. Marx señala que estos conceptos se van volviendo más universales en la medida que avanza la sociedad. Mientras más avanza la sociedad, más “dominantes se vuelven las ideas abstractas, es decir, las ideas que toman cada vez más la forma de la universalidad”[10]

Este proceso se logra terminar cuando se acaba con las clases y el interés de la totalidad se ve reflejado por la existencia de cada individuo, pues entonces ya no se hace necesario presentar un interés particular como general o al interés general como interés dominante. El individuo se convierte en el sujeto actual de la historia, es decir, que el universal es él y es él mismo el que manifiesta la esencia universal del hombre.

El capitalismo dentro del devenir histórico de la realidad es la universalidad negativa, pues tanto las fuerzas productivas como los objetos que el hombre produce con ellas son utilizadas de tal modo que parecen ser productos de un poder ajeno e incontrolable. “Constituye un hecho empírico el que los individuos con la transformación de su actividad en actividad histórica mundial se han visto cada vez más esclavizadas por un poder ajeno a ellos… un poder que se ha vuelto cada vez mas grande y que en ultima instancia resulta ser el mercado mundial”[11] Por tanto en el proceso dialéctico de la realidad, su culmine va ser el comunismo, siendo este la apropiación real de la esencia del hombre por y para el hombre y por lo tanto es el retorno completo y consciente del hombre a sí mismo como ser social, es decir, como ser humano. “es la solución verdadera del conflicto del hombre con la naturaleza y con el hombre, de la brecha entre la existencia y esencia, entre la reificación y la autodeterminación, entre la libertad y la necesidad, entre el individuo y el genero”[12]



[1] Kart Marx. Manuscritos económicos-filosóficos, Edit. Alianza.

[2] H. Marcuse. Razón y Revolución. edit. Alianza.

[3] Kart Marx. Manuscritos económicos-filosóficos, Edit. Alianza.

[4] Ibíd.

[5] Ibíd.

[6] Karl Marx. El Capital. Fondo de Cultura Económica.

[7] Kart Marx. Manuscritos económicos-filosóficos. Edit. Alianza.

[8] Marx, Karl. y Engels, Federico. La ideología alemana en Obras escogidas Vol. 1. Edit. Progreso. 1986. Moscú (URSS).

[9] Ibíd..

[10] Ibíd.

[11] Ibíd.

[12] Ibíd.

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