martes, 3 de abril de 2007

Ponencia de Alexander Páez Espinoza. (exponente del 1º coloquio de estudiantes)

Una interpretación marxista de las transformaciones en la civilización capitalista moderna, desintegración sistémica. La oportunidad incierta de la creación de un nuevo orden

Alexander Páez Espinoza.

I.- Introducción

Un Coloquio sobre Marx, a mi modo de ver, invita a una reflexión desde Marx, no sobre Marx. La instrumentalización de la teoría, como herramienta eficaz (en todo sentido histórico que se precie de la negatividad como principal componente de lo real también) de interpretación histórica, es lo que me es más atractivo para comprender la época en la que estamos. Por lo cual, entendiendo la multiplicidad de sentidos que se pueden dar de un texto, el análisis sobre el capitalismo provendrá de Marx, pero sin Marx, o sea, es una interpretación de lo real desde un punto de partida X. Mientras más asumido un concepto, más urgente es su dilucidación, incorporando matices teóricos que logren una aceptación de lo complejo del proceso histórico, así como, una interpretación sencilla y clara de lo que “conceptualizamos” en tanto experiencia histórica como “capitalismo”. En realidad el capitalismo como tal no existe, es decir, no es un ente, es más bien, un concepto que buscó albergar la forma de organizar una determinada producción material, que era distinta en su sentido de otras formas de organizar lo material, y en su debido tiempo “lo espiritual” – como creación de lo humano en la expresión técnica de un sentido de lo humano mismo- La fetichización subjetivista (como prolongación de la caracterización de sujeto que realizamos a un concepto “el capitalismo es esto, e hizo esto, por culpa del capitalismo, etc,etc.”) marxista o no marxista, produjo el olvido de lo histórico y lo social en la interpretación de este sistema organizacional, lo histórico y lo social da el matiz necesario para entonar el núcleo trunco de cambio de organización: la organización misma y su sentido como caduco o abierto. Esta interpretación es posible en Immanuel Wallerstein, sociólogo, politólogo, historiador y economista estadounidense que gracias a distintos aportes teóricos ha logrado una síntesis interpretativa desde Marx de la estructura misma del capitalismo histórico (como contrapuesto a rigideces ideológicas). Su alimento comprensivo fundamental proviene de Fernand Braudel, y en especial su categoría de tiempo de largo aliento, y a causa de eso la categoría histórica de economía-mundo. Es por lo tanto, una interpretación de Wallerstein, donde Marx resonará todo el momento, sin ser nombrado nunca. Es la interpretación histórico-social-político del capitalismo histórico desde una perspectiva marxista, desde la explotación y el acumular por acumular. Y la inclusión de un no tan nuevo actor social, los Nuevos Movimientos Sociales (NMS), como central en el juego de la transformación social en la economía-mundo actual.

II.- El sistema-mundo capitalista. Una interpretación histórica del proceso de transformación actual.

1.- La economía-mundo. Categoría histórica base para entender el capitalismo histórico.

La economía-mundo es una categoría utilizada por Braudel[1] en sus análisis históricos. Es la forma de organización básica de la vida material en que se sostiene el sistema-mundo capitalista. Esto es, una organización que parte desde la organización económica hacia arriba. Como se organiza todo lo que somos materialmente y desde ahí el resto. La vida material en Braudel[2], es más amplia que lo que lo entienden los economistas clásicos, e incluso más amplia que cualquier entendimiento realmente. No es la economía, como sub sistema. La vida material genera una economía, pero no es en sí una economía. Así el sistema-mundo capitalista genera o se inicia con un particular sentido, un sin sentido[3] del acumular por acumular. La vida material toda se organiza bajo este principio, la economía-mundo es así, una organización social que parte del supuesto de acumular por acumular, en donde los capitalistas generan pautas económicas y políticas que encaucen sus intereses como nunca antes en un sistema histórico.

Por lo que, tenemos capitalistas que “necesitan” acumular por acumular, necesitan por lo tanto de una estructura política que les permita tal acción. Según Wallerstein, esta estructura política es el sistema-interestatal. Básicamente el sistema interestatal funciona con una paradoja, o eventual contradicción, que más bien, es solo funcional a intereses de acumulación. El proceso de acumulación necesita de estados fuertes que controlen rebeliones y ayuden la prorrogativa de monopolios[4]. Pero, a su vez, necesita de estados no tan fuertes como para que obstaculicen al proceso mismo de acumulación, y permitan el flujo libre de las inversiones. Todo lo último, se diría es obvio, es lo que se define normalmente como globalización. Pero lo que Wallerstein define, no es el actual proceso de acumulación, ni de flujo de capitales, ni ordenamiento político internacional. Es la estructura básica que se comenzó a formar a finales del s XV, y que maduró ya completamente a finales del s XVIII incluso antes. Es decir, el capitalismo en su estructura económica fundamental es internacional, aspira a la totalidad del globo, por su intrínseco funcionamiento, necesita para las soluciones de sus caídas cíclicas, nuevas fronteras de expansión geográfica.

Otra importante tesis Wallersteniana, es que el capitalismo ya es TODO el globo, es un capitalismo mundial. Solo le quedan fronteras internas que ya esta disolviendo. Esto es importante al entrever el por qué el autor llama desintegración el momento actual del sistema. Básicamente, dado un exceso de producción, producto de la necesidad de acumular por acumular, y de el siempre lento y conflictivo tema de la demanda, que siempre esta mediado por el conflicto del salario, o de los beneficios de los trabajadores por el reparto del excedente. Debido a este conflicto no hay siempre compradores para lo que se vende. Se buscan nuevas posiciones geográficas donde venderlas, o bien, se produce menos, y para no perder tasa de ganancia, se busca nuevos territorios donde poner las industrias y la costos de producción bajen. Esto también es lento, pero solo en el centro, donde los trabajadores tienen un poder de negociación alto. Por lo que las industrias se trasladan al Sur, donde obviamente la fuerza política de éstos es baja. Pero no basta con esto, se buscan nuevos demandantes, y siempre quienes tienen real poder de adquisición están en el Norte, por lo que el conflicto esta en ampliar las zonas urbanas, y tener mayor demanda de la fuerza de trabajo, que baje el precio de venta de la misma, abaratando costos de producción y así sostener la caída de la demanda mundial, especialmente en el centro. Pero este proceso de ampliación de las zonas urbanas, o proletarización, esta llegando a sus limites, dado que el globo terráqueo, siendo un sistema finito, no tiene más zonas de expansión, y las posibilidades de mercantilización, también son finitas, aunque éstas siempre están más lejos de estar acabadas ya. Pero por lo menos una de las posibilidades de soluciones para las recesiones cíclicas esta llegando a su fin.

Acá se toca un tema que provoca cierta resistencia, y es que el buen funcionamiento, el eficiente funcionamiento del sistema-mundo capitalista, es el que genera su mismo derrotero. Es decir, todas las soluciones a los cuellos de botella que el mismo funcionamiento produce, y que con tanto éxito lograba salir airoso, producen en definitiva un efecto espiral, y no tan solo cíclico. El mejor de los ejemplos es el anteriormente señalado. A su vez, para considerar uno de los ataques lógicos que se le pueden hacer a este tipo de interpretación, donde los siempre atentos defensores del status quo, o algunas voces criticas de cierto estructuralismo marxista, criticarían la visión mecanicista de ésta. No hay espacio en este trabajo, sería una tesis, además que defensas gremiales al respecto no interesan, pero si importa quizá defender una posibilidad abierta de entender “históricamente” un sistema que trae tantos equívocos y frustraciones.

La premisa básica de Wallerstein, es que existen tres niveles para entender este capitalismo histórico, el económico (como Braudel, más que la economía) donde se establecen las estructuras, es decir, la larga duración, el tiempo lento;

“cuando se trata de un grupo humano bastante grande, a pesar de su voluntarismo, a pesar de sus ensayos, a pesar de su deseo de hacer las cosas bien, a pesar de sus ideas de reforma, a pesar de sus explosiones revolucionarias, se parece un poco a una balsa llevada por la corriente de un río. El río no se desplaza tan fácilmente. Si se desplazara de prisa, hace tiempo que habríamos observado la realidad de una historia subyacente. No lo hemos notado, porque la velocidad es casi imperceptible. La posición que es mía es una posición contra la gran libertad de los hombres y –ésta es una de mis aflicciones más hondas- en las concepciones y teorías que propongo y cada vez que reflexiono, la libertad de los hombres se estrecha más y más. Por desgracia tengo miedo de no equivocarme”[5].

Pues bien, esta estructura organizativa, creo el sistema interestatal antes mencionado. Existe un tercer nivel, el ideológico, el correlato geocultural, este es paralelo al desarrollo de las estructuras de la economía-mundo y es el inicio de la modernidad. A este nivel, se establece lo político-ideológico-cultural como esencial, y como legitimador de una economía-mundo capitalista. A este respecto, para atender y hacerse cargo de la Weltanschauung de la modernidad, nacieron distintas respuestas ideológicas que pretendieron de alguna manera hacerse cargo de aquello. Es el caso del liberalismo, los socialistas y los conservadores. La ideología para Wallerstein no es nada más que programas políticos que pretender guiar a su favor la naturaleza de la modernidad cultural[6]. Pues bien, en este amplio e histórico panorama, el sistema-mundo capitalista moderno, tiene medidas de funcionamiento básicas, es barril con fondo, no sin él, como lo creen tanto izquierda, como centro, pues los que están a cargo del buque saben muy bien sus límites. Esa finitud, y contradicciones básicas son las que trata de dar cuenta esta interpretación, novedosa no es su búsqueda, en sus soluciones, en sus resultados, esta la novedad. Pero bueno, alcancemos el por qué no es tan mecanicista. Básicamente, en que se pone como esencial algo fundamentalmente olvidado hoy en día, por ese resquemor marxista que produce alergia a los novedosos de ahora, la lucha de clases, esta vez entendida en su más amplia acepción, que se puede actualizar en los Nuevos movimientos antisistémicos. Diversos, no tan solo como el obrero industrial, ahora como trabajadores todos, ya que hoy la mayoría del mundo es asalariada y esta en algún tipo de trabajo, pero con medidas distintas de la búsqueda de algo nuevo, de algo que satisfaga las medidas básicas de mantenimiento de la vida que este sistema no logra.

Sería interesante manejar las cifras que manejan a este nivel. Hay pruebas suficientes de pauperización mundial, de rebrote en su máxima expresión como nunca antes de la polarización mundial[7] que produce este sistema[8]. Bueno, la lucha por la apropiación del excedente es lo que produce que la tasa de ganancia se vea disminuida, causa a su vez, de la lenta reubicación de la demanda, que no es como creían los viejos economistas clásicos y neo clásicos, en directa función con la demanda, a ambos las media el proceso de distribución que los estados controlan. Y así, el proceso político es quien esta en las entrañas mismas del funcionamiento estructural del sistema, se puede decir incluso que es quién otorga el balance negativo a las cuentas que deben estar haciendo los capitalistas principales en los últimos años, no de manera inmediata, sino como baja de la tasa de ganancia a largo plazo desde hace un tiempo. Y la baja de la tasa de ganancia de los capitalistas mas importantes, se quiera o no se quiera, mueve criterios de crisis, de recesiones, de desempleo, de guerras en algunos casos, mueve en definitiva el sistema-mundo en su totalidad. Hasta que los seres humanos tengan que comer, hasta ese día, el proceso de trabajo o creación de las formas de organizar la vida material será esencial y siempre el punto conflictivo. En este caso particular de este sistema histórico, produce una forma desigual radical de bienestar material, es intrínsecamente polarizador, produciendo una desigualdad mundial nunca antes vista en sistemas históricos anteriores[9].

La desintegración sistémica. La oportunidad de la creación. El papel de los nuevos movimientos antisistémicos.

Ahora intentaremos mostrar la injerencia de lo político en el núcleo mismo de esta organización material de la vida que hemos llamado economía-mundo, y que para esta época corresponde al sistema-mundo capitalista. Es el caso de los Nuevos movimientos sociales (NMS) antisistémicos. Como actores relevante en el sistema-mundo capitalista, que ya sentenciamos funciona políticamente. Es así como, el mismo Wallerstein aclara,

“todo monopolio es político. Jamás podremos penetrar en la economía, ahogar o cercar las fuerzas del mercado sin una garantía política. Se necesita la fuerza, la fuerza de alguna autoridad política, para levantar en principio barreras no económicas a las transacciones económicas, para imponer precios exorbitantes, o para garantizar compras no prioritarias. La idea de que se puede ser capitalista (en el sentido de Braudel) sin el Estado, es decir, contra el Estado, es simplemente extravagante.”[10]

Para Riechmann los NMS son emancipatorios, es la transformación de la humanidad lo que esta en juego en la mayoría de ellos,

“la reproducción social global se ha vuelto problemática, y ello es indicio de la profundidad de la crisis contemporánea”[11]

Esto está en directa relación con el poder político estatal, y las estrategias de funcionamiento de los NMS. En efecto, el estado es criticado por partida doble, por un lado se establece como limitado por un sistema interestatal que hace endeble a cualquier estado particular y como central para los intereses de acumulación en la creación de monopolios (por intervención o por omisión) cualquier apropiación de él es inútil. A su vez, se critica su poder de intervención y dominación en la autonomía del sujeto, disminuyendo su autocontrol y autodeterminación, controlado por poderes científicos y tecnocráticos[12].

Así mismo, el funcionamiento de este sistema, depende fundamentalmente del contrapeso político que se le pueda dar a las fuerzas dominantes que hoy controlan la totalidad del sistema. Se ha aclarado la importancia política de este control, una forma más amplia de entender lo económico, en tanto economía-mundo, y a su vez se ha hecho referencia a lo central del conflicto dentro del sistema. Pues bien, a este punto se llega al concepto de desintegración sistémica de Wallerstein, de forma simple refiere a lo siguiente; a una fase de caos, en el cual cualquier fluctuación interna que se de en el sistema, generará estructuras de orden de largo alcance que se plasmarán en la formación del nuevo sistema producto de la inestabilidad. Esta fase de caos, no es el mal funcionamiento inmediato del sistema, más bien, el sistema seguirá funcionando según sus requerimientos, pero los insumos que utilizaba para recuperarse de su “normal” funcionamiento ya no estarán. Habrán, por lo tanto, fuerzas políticas que se apropiarán de este momento endeble, de gran fragilidad en las estructuras de orden, pero también, y esto es lo más importante, el futuro será siempre incierto, pues en el presente no se pueden prever todos los factores mínimos que incidirán en el desarrollo del futuro sistema por crear. A esto es lo que llama a impensar el futuro, a tener presentes las herramientas actuales para incidir en un futuro que no se sabe nada de él, pero que se puede hacer mucho por él. Es en este sentido, dando un revés a los estructuralistas y a los voluntaristas, donde los NMS adquieren relevancia, quizá como nunca antes. Wallerstein, identifica a este momento como de crisis de civilización y no una recesión más, o revuelta cíclica de la producción. Los factores son tanto políticos, sociales, culturales y económicos. Es así como se entiende que Riechmann diga

“los NMS no comparten la concepción lineal de la historia, la creencia en el progreso entendido como desarrollo material y moral interminable”[13] (Critica Cultural)

Que caracterice a estos movimientos con una estructura organizativa, descentralizada y antijerárquica, con desconfianza tanto hacia la burocracia como hacia los lideres carismáticos (Critica Política. Deslegitimación) Riechmann caracteriza a los NMS de manera que politizan la vida cotidiana y el ámbito privado, transformando las formas mas simples de convivencia, dada su critica a la forma total de organización social[14]

Para comenzar a cerrar y recalcar los objetivos de este ensayo, Riechmann, al igual que Wallerstein, recalca que lo nuevo de los NMS es que son expresión de una crisis de civilización[15]. Para Wallerstein, nace de la crítica a la Vieja Izquierda (New Left) como el caso de los movimientos por los DDHH, el Antigloblalización, el Nuevo Movimiento Ecologista, en el sentido de que los movimientos antisistémicos tradicionales “eran parte del problema y no de su solución”[16]

El nuevo orden civilizatorio, por lo menos en lo embrionario de sus perspectivas será el fin de los movimientos anti-sistémicos actuales[17]. Y ya que, en el análisis histórico de Wallerstein estamos entrando en una fase de desintegración sistémica, estos movimientos sociales tienen algo que decir. Sus propias estructuras flexibles de organización, su apropiación de lo local como participación cotidiana de transformación[18], su intrincada red internacional de funcionamiento –frágil, incipiente- (como es el caso del Foro Social Mundial de Porto Alegre) pueden ser embrionarias estructuras de creación de un nuevo orden político. Sin embargo, las restricciones estructurales siguen funcionando, recordar que el sistema seguirá su funcionando “normal”, los estados a pesar de su debilidad, seguirán siendo fuertes para los incipientes gérmenes de autoorganización, los “grupismos” que observa Wallerstein, que otros llaman explosión de identidades, se revelan cerrados y autoprotegidos, sin cadenas de solidaridad entre grupos, la diversidad de fines es también una debilidad (frente a la uniformidad lograda por el viejo movimiento obrero, obviamente del Norte) pero puede ser una fortaleza en el caso de aunar diversidades en estrategias comunes. En fin, nada esta escrito es lo que mandan a decir los teóricos del cambio de civilización, la incertidumbre, para aquellos que se asustan, o se burlan, no es la “evanescencia de lo sólido y el orden”, menos la imposibilidad de conocer (por lo menos lo es, tal cual lo hacen algunos positivistas) es la posibilidad (afirmación para no seguir la regla de la negación) de crear, de innovar en estructuras lejos del equilibrio, de participar de la reconstrucción de un orden desde el desorden, a eso invita una nueva mirada. No al solipsismo posmoderno, invita a rescatar una viejísima tradición, olvidada por la asombrosa luz de los avances tecnológicos, es la modernidad de la liberación

“pero no era un triunfo de la humanidad sobre la naturaleza, sino más bien de la humanidad sobre sí misma, o sobre los privilegiados. Su camino no era de descubrimiento intelectual sino de conflicto social. Esa modernidad no era la modernidad de la tecnología, de Prometeo desencadenado, de la riqueza sin limites, sino más bien la modernidad de la liberación, de la democracia sustantiva (el gobierno del pueblo, contrapuesto al de la aristocracia, o el gobierno de los mejores), de la realización humana y, sí, de la moderación. Esa modernidad de la liberación no era una modernidad pasajera, sino una modernidad eterna. Una vez alcanzada, no la entregaríamos jamás.” [19]

Los NMS, son grupos que darán esta batalla, local, global, individual. Es la diversidad de sus causas su fuerza y debilidad, y este ensayo solo pretendió lograr entender este escenario confuso, abierto y oscuro, pero nunca cerrado, adverso tal vez, pero bueno, que no lo es.

Bibliografía

Beck, Ulrich. “La sociedad del riesgo. Hacia una nueva modernidad”. Barcelona, Editorial Paidós. 1986.

BRAUDEL, FERNAND. “Una lección de Historia de Fernand Braudel”. México. Editorial FCE. 1989.

BRAUDEL, FERNAND. “La Dinámica del Capitalismo”. México. Editorial FCE. 1986.

BERAIN, JOSEXTO (COMP.) “Consecuencias perversas de la modernidad”. Barcelona. Anthropos. Barcelona. 1996.

Riechmann, Jorge. “Redes que dan Libertad: Introducción a los Nuevos Movimientos Sociales”. Paidós. Barcelona. 1994.

Wallerstein, Immanuel. “Después del Liberalismo”. México. Editorial Siglo XXI. 1999.

Wallerstein, Immanuel. “El Capitalismo Histórico”. México. Editorial Siglo XXI. 1989.

Wallerstein, Immanuel. “¿Qué significa hoy ser un movimiento anti-sistémico?”. Revista OSAL. Enero 2003.



[1] Una explicación somera, y que incluye la discusión con otros autores sobre la economía-mundo, en Braudel, Fernand “Una lección de Historia de Fernand Braudel”. México. FCE. 1989. En especial los capitulos “Economía política e Historia Económica”. Pág. 108. y “Capitalismo y Economía-mundo”. Pág. 179. Al respecto Wallerstein señala, en relación al capitalismo, que “la economía-mundo en si debe tener una estructura económica que se llama capitalismo” Braudel (1989) Pág. 180.

[2] La rutina y la cotidianeidad, “la noche de los tiempos”, es donde ubica la vida material Braudel (1986). Dentro de la estructura económica fundamental, el capitalismo para Braudel vendría a ser tan solo una superestructura, una de las formas necesarias de la economía-mundo. Para Wallerstein en cambio, la economía-mundo que logró quedar es intrínsecamente capitalista, no es una forma externa necesaria, sino interna estructural.

[3] Wallerstein (1999, 1989) Braudel (1989)

[4] Esta es un aporte interesante que cambia un poco la interpretación clásica del capitalismo, que lo iguala a sociedad de libre mercado. Al contrario, el capitalismo histórico, más finamente, los capitalistas más grandes, buscan la apropiación de un mercado para si mismos, esto es, nuevas mercancías de las cuales apropiarse como único productor de aquella. Generando así una tasa de ganancia que es imposible en una sociedad de competencia de liebre mercado, donde por definición la torta se reparte mucho. Esas son las nombradas crisis de producción, o sobre oferta, cuando primero tienen problemas con la demanda, y luego, cuando su mercancía ha generado competencia (apropiación de más capitalistas de los procesos de ganancia, disminuyendo la tasa de ganancia de todos). Braudel (1989) Pág. 156-58.

[5] Braudel (1989) Pág. 195.

[6] Wallerstein (1999) Pág. 77. Además Wallerstein agrega “las ideologías fueron sólo una de tres formas de enfrentar esta situación. Las otras dos fueron las ciencias sociales y los movimientos antisistémicos”

[7] El sistema-mundo capitalista genera una estructura jerarquiza espacial, un centro y una periferia. Es la tesis conocida del flujo centrípeto de plusvalía desde la periferia al centro. De una supremacía político militar y económica. Según Wallerstein y Braudel, es lo que define estructuralmente a la economía-mundo capitalista, su jerarquización espacial. Braudel (1989) Págs. 164 y 166.

[8] Para ver estas cifras, de un economista neomarxista, cfr. Amin, Samir. “La nueva organización capitalista mundial vista desde el Sur. Vol. I. Mundialización y acumulación”. Anthropos. 1995. Barcelona. En especial el capitulo de Samir Amin “Introducción. Mundialización y acumulación capitalista”. Pág. 11.

[9] Wallerstein (1989). A este punto Braudel plantea que la sociedad humana es desigual por su misma “condición animal” (1989) Pág. 118. Wallerstein en cambio plantea que la economía-mundo que sobrevivió con su modelo de capitalismo, nació a la par de una periferia del cual se alimentaba su centro para crecer y acumular capital. Braudel (1989) Pág. 180.

[10] Braudel (1989) Pág. 160.

[11] Riechmann, Jorge. “Redes que dan Libertad: Introducción a los Nuevos Movimientos Sociales”. Paidós. Barcelona. 1994. Pág. 59.

[12] Riechmann (1994) Pág. 58.

[13] Riechmann (1994) Pág. 63.

[14] Ibid. Pág. 66. A su vez agrega citando a Offe “El campo de acción de los NMS es un espacio de política no institucional, cuya existencia no está prescrita en las doctrinas ni en la practica de la democracia liberal ni del Estado de Bienestar” (Offe, 1988, 174)

[15] Riechmann (1994) Pág. 71.

[16] Wallerstein (2003)

[17] A través de todo el ensayo he utilizado indistintamente el concepto de movimientos sociales y anti-sistémicos. He seguido a Riechmann, donde aclara que lo distintivo de movimientos sociales anteriores los NMS son emancipatorios. Por lo que al igual que Wallerstein, que es quien mas propiamente utiliza esta conceptualización, los llamaré movimientos anti-sistémicos.

[18] Riechmann (1994) Pág. 65.

[19] Wallerstein (1999) Pág. 130.


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